Volver a lo escencial
Pequeño relato de la primera semana de cuarentena en Ginebra Suiza
Viernes 13
Se han suspendido las clases. Sabíamos que el consejo de estado tendría una reunión y darían un comunicado a las 3. Terminando nuestra última clase de los viernes, nos dieron la noticia. Suspensión de clases hasta nuevo aviso. Alumnos por los pasillos comentábamos la situación una y otra vez. Nadie se iba, estábamos en shock.
Fui a hacer mis compras de los viernes. Y el área de
latas estaba casi vacía. Eran las 4 de la tarde.
Esa tarde, K y yo nos reunimos con R para festejar su
cumpleaños. Todavía bromeábamos diciendo que disfrutaríamos ese día porque
después nada era seguro.
Algunos compañeros en la mesa de al lado hacían planes
para verse durante la semana. (Aun no estábamos conscientes de que esta nueva situación
requería realmente quedarnos en nuestras casas)
Esa tarde volvimos a la escuela, juntamos nuestras
cosas; todo lo de los casilleros a la mochila, nos vamos a casa. Apenas antier
K me hacia notar: “vas a ver como en menos de tres días suspenden las clases”
No podía creerlo, así fue efectivamente.
La indicación fue una semana sin clases, no sabíamos
si podríamos entrar al edificio- todos teníamos la secreta ilusión de al menos
poder ir a estudiar en nuestros ya cotidianos pianos de cola.
Había un sentimiento de incertidumbre, nos despedimos.
“Cuidate mucho” y cada quien tomó su camino.
Sábado 14
Uno de los primeros temores fue: “si suspenden clases
¿qué sucederá con nuestras clases particulares?” es el modo en que nosotras nos
ganamos la vida aquí.
Los sábados doy clase en otra ciudad, a las afueras de
Ginebra. El papá de mi alumnita- médico por cierto- me pidió que no fuera y
preguntó si podíamos intentar hacer clase en línea.
Tenía miedo de preguntarle a la otra mamá. “ ¿y si me
cancelaba?” Le envié un mensaje confirmando la clase. Ella me dijo que me
esperaban a la hora de siempre. Salí de casa, tomé el bus y me percaté de que
las cosas habían cambiado. Un letrero indicaba que el conductor pasa muchas
horas a nuestro servicio ahí en la unidad y que por ello se nos pedía respetar
cierto espacio.
Di mi clase y pedí a la mamá de mi alumna hacer las
clases online. Ella se extrañó:
-
bueno, mientras llegando te laves las manos y en clase respetemos la
distancia social impuesta (1m entre personas) no veo problema.
-
Si, es verdad, pero para llegar a aquí paso 1 hora en transporte público
y no sé si sea buena idea.
-
No lo había pensado. Está bien, tendremos la clase a distancia.
-
Como de costumbre fui a hacer mis compras de toda la
semana. En el super la cantidad de desabasto era sorprendente. Nada de pasta,
nada de latas, nada de pan, ¡nada de fruta ni verdura! A partir de ese día se
hizo una campaña de hacer ver a la población que habría víveres suficientes
todo el mes y que no es necesario almacenar.
El ser humano es ser humano donde sea.
Domingo 15
Las cadenas de Whatsapp ahora son ponerse de acuerdo
para hacer cosas desde los balcones. Ese domingo la idea era salir a aplaudir
al personal de salud. Aunque estos gestos no me gustan es verdad que al oir los aplausos provenientes de otros balcones, se siente la unidad con los otros. El ser humano es un ser social, compartir con los otros es importante.
Lunes 16
Se ha declarado situación extraordinaria. Se dieron a
conocer nuevas medidas. Se ha pedido a la población quedarse en casa, no salir
a menos de que sea imprescindible. A las empresas que hagan home office y a
todo el mundo que no salga. Las medidas de protección continúan.
Suiza ha suspendido hoy toda actividad, la cuarentena
se extiende hasta el 19 de abril y todo estará cerrado excepto los comercios de
primera necesidad. Aun no estamos en situación como Italia o España pero se
busca evitarlo.
Siempre he pensado que todo es para bien (aunque en el
día a día me es a veces muy difícil descubrirlo) esta vez las circunstancias
están dando frutos muy pronto y no dejo de sorprenderme.
Hoy lunes hemos de vernos todo el día la familia con
la que vivo, cada quien hace lo mejor por una convivencia agradable.
Tengo tiempo muuuucho tiempo. El tiempo libre es el tiempo de la libertad. Ahí podemos ver que es lo que realmente nos interesa. Se supone que
retomaremos clases a distancia a partir del próximo lunes. Así que he decidido
estudiar un ratito todos los días, pero sobre todo descansar. Hace apenas unos
días ya no podíamos de cansancio. La escuela es muy pesada. ¿Estudiar en
casa? Mi actividad preferida. (así hice la prepa) entonces ya es un habito en
mi.
He tenido tiempo de organizar mi cuarto, de
limpiar, de organizar apuntes…
Esa tarde salí a caminar. Vivo en el campo y no hay
mucha gente. Las personas con quienes me encontraba saludaban con una sonrisa,
pero manteniendo una muy cívica distancia de un metro. Cuando comenzó la
epidemia aquí, percibía los primeros días una especie de racismo, quien era
oriental o hablaba italiano era visto como potencial enemigo. Con el paso de
los días y sobre todo ayer vi una población que mantiene distancia física, pero
para cuidar a los más vulnerables. Comenzamos a darnos cuenta de que nuestras
acciones afectan o benefician a los demás y eso permite un pensamiento que deja
de ser individualista y se vuelve en pensarse a uno mismo como parte de la vida
en común. Pensar en el bien común.
En la zona donde camine no había nadie. Mientras contemplaba
las montañas y el hermoso Mont Blanc me di cuenta de lo importante de volver a
lo esencial.
¿Hace cuánto no me detenía a ver el cielo, los
pájaros, un perro paseando, las florecitas que empiezan a brotar porque viene
la primavera? ¿Hace cuánto no me detenía?
Hace unas semanas el estrés era demasiado, la presión
académica, pero cosa curiosa -y muy humana- en cuanto empezó la cuarentena,
ante la posibilidad de quedarme sin clases me di cuenta de que aunque es
difícil la vida aquí, amo este país, amo sus paisajes, amo todo lo que Dios me
da aquí y que en la vida cotidiana las dificultades y la rutina me hacen
olvidar. Amo mis estudios también. Amo la vida que tengo aquí. Vistas en
perspectiva las dificultades cotidianas no me parecen ya tan terribles.
Miércoles 18
Este tiempo libre a veces parece ser demasiado. Hoy
pase el día en la ociosidad total. Sin hacer nada, en la cama y el celular. Y
la conclusión al final del día es que fue bastante horrible. No, ¡esto no me llena! ¿Cómo me gustaría vivir
estos días? ¿Cómo es la forma de vivir el día a día, la cotidianeidad sea cual
sea? Y he recordado la vida en los monasterios y abadías. La vida ahí es cada día
la misma: dar Gloria a Dios con las acciones cotidianas, con lo mas sencillo.
El trabajo se vuelve oración y la oración acompaña todo trabajo. ¿Qué pasaría si
hago que mi día sea un poquito así?
Elaboré un horario de como imaginaba utilizar mi tiempo de mejor forma:
Despertar temprano, rezar laudes, bañarme y desayunar. Estudiar 3 o 4 horas hacer una pausa de una hora y luego bajar a comer. Otras 2 o 3 horas de estudio. Hacer ejercicio, o si es posible salir a caminar al campo. Terminar el dia descansando, leyendo, viendo una pelicula etc.
Cada instante tiene un valor infinito, cada instante es nuestro.
Jueves 19
Hacer las compras, la única salida de la semana y hay
muchas precauciones a tomar. Casi no hay gente en las calles. Un grupo de
personas conversaba al aire libre, estaban separados 1 metro unos de otros. En
el transporte la gente cuida mucho de no sentarse cerca de alguien más. En el
super lo mismo, pero ahí es más difícil porque hay más gente. La gente corre de
un lado a otro, pareciera que tienen prisa o más bien no quieren pasar tiempo
cerca de otros.
Había muchos adultos mayores y me arrepentí un poco de
haber ido a esa hora de la mañana. Intenté no acercarme a ninguno. Para pagar
guardamos distancia con respecto a la persona anterior y la siguiente.
Vino la coordinadora de mi carrera a casa a dejarme un
teclado del instituto para que pueda estudiar. Desde el primer momento ella, su
asistente y su secretaria nos han
hablado por teléfono para saber como estamos en todo sentido, de ánimo, de salud
y también económicamente, nos han dicho que si tenemos dificultad económica no
debemos dudar en decir que el instituto puede ayudarnos. Los maestros también
se han puesto en contacto con nosotros todos nos piden que nos cuidemos y se
interesan por nosotros.
Hicimos una prueba en una plataforma para videollamada
y conforme se iban conectado los compañeros eran gritos de alegría; da gusto
verlos ver que están bien. Somos 7 en la generación muy pocos y muy unidos. –
solemos pasar todos los días juntos de 9 am a 16h 30.
El jueves en la noche me conecté a escuela de
comunidad con la gente del movimiento aquí en Ginebra, los amigos que me
recibieron y me apoyaron mis primeros meses aquí. Estuvimos hablando de la
epidemia, de lo que cada quien ha descubierto y como lo ha vivido.
Todos ellos son italianos, que trabajan en Ginebra,
algunos por alguna organización internacional y varios de ellos físicos en el
CERN.
Fue muy impresionante oírlos hablar, hablaban del
dolor de estar lejos de su país, de ver desde lejos a sus ciudades natales
vacías, con caravanas de camiones que llevan a los muertos. Algunos de ellos no
han podido dormir de la ansiedad. Uno de ellos estaba en casa aislado porque dio
positivo y narraba que no podía ver a sus hijos. Vi mucho dolor pero no
desesperanza… Ellos confían en Dios.
Lo que en mi vida está siendo oportunidad de
reencontrar cosas para mucha gente está siendo una tragedia. ¿Qué hacer? ¿qué
decir? “Te acompaño, aquí estoy”
viernes 20
Al parecer los casos aumentan de a mil por día y cada
día que pasa han fallecido 10 personas aquí en Suiza. En un principio, sabíamos
que alguien estaba enfermo por ahí, ahora en esta ciudad (una de las más
afectadas de Suiza) conocemos ya al menos una persona enferma. (yo conozco 4) Se
rumoraba que el consejo de estado en la reunión de hoy quizá decretarían confinamiento
total. Sin embargo, las medidas no cambiaron a excepción de prohibición reuniones
de mas de 5 personas y una distancia social de 2 metros. Y la novedad, a quien
no respetara la distancia social, multa.
Los amigos del movimiento, se han organizado para
rezar el Rosario todos los días a las 6:30 de la tarde. He decidido
acompañarlos porque yo rezo sola normalmente. Pero rezar en comunidad es de
mucho consuelo. Uno pertenece, uno esta aun a la distancia. Mientras rezamos
comienza a oscurecer, cae la noche; cuando era niña mi mamá nos enseñó a
detenernos y apreciar el amanecer o el atardecer. Todo el día se oyen los pájaros.
Sábado 21
He dado clase de solfeo a mis dos alumnitas, la vida
es adaptarse también y en este caso adaptarse a dar la clase a distancia con la
dificultad del idioma, de la tecnología y de la materia. He tenido que ser más creativa
y eso como maestra o futura maestra es indispensable.
Algo muy hermoso de esta semana han sido las largas
conversaciones con mi mamá, con mis amigas de la escuela. Hablarse diario por
teléfono, contarse hasta las cosas más pequeñas de la vida, reflexionar juntas.
Hubo algún día que lo pase hablando por teléfono, he podido contestar mensajes
o acordarme de viejos amigos. Tiempo ¿para qué nos es dado el tiempo?
La vida sigue, nos adaptamos. Hoy, martes 24 aun se
nos permite salir a correr o a caminar (solos) los casos son 8 mil y los
fallecidos 86.
Es cierto que el ser humano en situación de estrés y
de crisis puede sacar su peor lado: el del miedo, el egoísmo, la inconsciencia.
Sin embargo, creo firmemente que la naturaleza original del ser humano es la de
generosidad, la de la empatía. Eso es lo que llena nuestro corazón a eso
estamos llamados.
Volver a lo esencial… a preguntar cómo están los
otros, los compañeros de clase, a ver cómo podemos apoyarnos porque nuestro
trabajo es informal y si nos lo cancelan no tenemos de que vivir. Como en el
temblor de 2017 en México. Que fácil se nos olvida… sin embargo espero y deseo
que el mundo cambie un poquito después de esta pandemia.
Se que hay cosas peores que esta epidemia, se que va a
pasar, se que yo misma en este país lejano estoy aprendiendo qué es la vida y
estoy aprendiendo a vivir.
Ginebra 24
de marzo de 2020