"quae ars certe inter nobilissimas humani ingenii exercitationes numeranda est, quippe quae ad infinitam pulchritudinem divinam spectet humanis operibus exorimendam eiusque quasi imago repercussa sit. "

Esto es:

El arte ciertamente debe contarse entre las manifestaciones más nobles del ingenio humano, pues tiende a expresar con obras humanas la infinita belleza de Dios, de la que es como un reflejo.

Pío XII musicae sacrae















miércoles, 17 de abril de 2013

Sois promesa- el reclamo permanente de la amistad

Así dice el Regina coeli, la oración o canto que sustituye al Angelus durante el tiempo de Pascua:
Regina coeli laetare Alleluia
quia quem meruisti portare Alleluia
Resurrexit sicut dixit Alleluia
ora pro nobis Deum Alleluia
Reina del Cielo alégrate, aquel que mereciste portar resucitó como dijo. Ruega por nosotros a Dios.
¡Resurrexit sicut dixit! (¡resucitó como dijo!) Él dijo: "A los tres días resucitaré" ¡y así sucedió! ¡que alegría más grande debieron experimentar los apóstoles, sus amigos! Su Madre, mi madre la Virgen María, las mujeres, todos los que le querían y habían convivido con Él.
Me imagino a los discípulos de Emaús que iban caminando cansados y tristes porque había muerto Jesús; así lo que les había enseñado quedaba en el recuerdo. Y entonces, se les apareció Jesús y en el camino empezó a explicarles las Escrituras.
" Y estando con ellos a la mesa tomó el pan lo bendijo lo partió y les dió. Entonces los ojos de ellos fueron abiertos y lo reconocieron, mas Él desapareció de su vista. Y se dijeron uno a otro: ¿No es verdad que nuestro corazón estaba ardiendo dentro de nosotros mientras nos hablaba en el camino, mientras nos abría las Escrituras?"
Ellos le reconocieron por un gesto. Estaba leyendo este pasaje y me acordé de lo que nos dijo Julián Carrón a los universitarios en los ejercicios espirituales. Un muchacho le preguntó como podemos saber que Cristo está ahora en la comunidad cristiana y él le contestó:
"Es Él el que nos hace capaces de una amistad distinta, capaces de cantar de forma distinta, capaces de vivir de forma distinta el
estudio, según esa diferencia que Él ha introducido en la historia. Y cuando vemos esto y lo reconocemos, comprendemos que existe una modalidad de vivir entre nosotros que nos ayuda a reconocer a Cristo. Decía la segunda pregunta: «A veces reducimos esta amistad a estar bien entre nosotros, en lugar de reconocer a Cristo». Os pregunto: cuando nos conformamos con estar bien entre nosotros, ¿nos falta algo? ¿Cuál es el primer signo de que nos conformamos con estar bien juntos? Lo has dicho tú mismo: «Me cansa».
Parece algo banal y, sin embargo, es la señal de que nos hemos olvidado de Él. Si no reconocemos a Cristo, nos cansamos, como en la relación con la novia o el novio, según lo que vosotros mismos habéis dicho: «Ni siquiera me bastas tú». ¿Por qué os cansáis, si es tan abstracto Cristo? El primer indicio que tenemos de que hemos reducido nuestro estar juntos es que nos hartamos. El primer indicio de que hemos eliminado a Cristo de nuestra relación con la novia o el novio es justamente que nos cansamos.
Por eso, al igual que existen los rasgos inconfundibles de Su presencia, también están los rasgos inconfundibles de Su ausencia; hay que metérselo bien en la cabeza. Su presencia o Su ausencia no se pueden reducir a un nominalismo:
¡lo podemos reconocer en la experiencia! Cuando reconocemos Su presencia no nos la estamos inventando, es el reconocimiento de algo que está presente; y cuando no la advertimos, no es porque no esté.
El primer signo de que hemos eliminado a Cristo es que todo nos cansa. Nos lo hemos pasado bien juntos, de hecho la cena no fue mal, estábamos todos, ¡pero al final acabamos cansados! Mientras que la misma cena, en otra ocasión, está llena de una presencia tal que volvemos a casa conmovidos. ¡Si reconocemos Su presencia! ¡Todo menos algo abstracto, amigos! "
 
A mí también me ha pasado, hay días que te ves con los amigos por los amigos en sí y al terminar la reunión estás igual que antes. Pero hay días en que hay Alguien por quien nos reunimos. Días en que efectivamente he terminado conmovida. El fin de semana pasado fue un ejemplo.
El sábado fuimos a la caritativa (visitamos una casa hogar para niños con discapacidad) después fuimos juntos a misa y luego a cenar en casa de una amiga. Mientras comíamos pasta y bromeábamos platicamos del movimiento, de como nos ha ido, de nuestros proyectos... Nos despedimos todos alegremente conmovidos.
El domingo estuvimos en una misa y luego convivio para celebrar el cumpleaños de mi hermana menor. Cuando la mayoría de los invitados se fueron, mi hermano sacó su guitarra y comenzamos a cantar. Cantamos varias canciones que nos recuerdan la primera vez que conocimos el movimiento o el primer paseo, la primera escuela de comunidad... terminamos cantando "povera voce"
hay una parte de esa canción que me gusta mucho dice: Poi deve cantare perchè la vita c´è tutta la vita chiede l´eternità
Debe cantar porque la vida es, toda la vida quiere la eternidad.
El lunes ellos se vieron en la universidad, yo no pude acompañarlos pero me llené de alegría al saber que fue un encuentro provechoso.
El martes mi mejor amiga y yo fuimos al café que tiene una amiga del movimiento, estaba atendiendo otro amigo, el cual al vernos llegar se llevó una gran sorpresa. La mañana conviviendo y aprendiendo sobre como es la preparación de un buen café.
Nos vimos varios días seguidos y cada día fue como una novedad no nos cansamos de la compañía del otro, porque esa compañía nos recordaba a Cristo, porque ahí encontramos a Cristo! Ustedes son promesa, al verlos recuerdo que es Alguien más quien me los ha dado como amigos, como compañía en el camino. "¿No es verdad que nuestro corazón estaba ardiendo dentro de nosotros mientras nos hablaba en el camino...?"
Y a la vez el verlos constituye un reclamo para mí. Recuerdo un día que estaba algo desanimada. Estaba conectada y un amigo me saludó por chat. Me preguntó: ¿Cómo estás? le respondí: bien aunque algo triste, no tengo muchas ganas de ir a la escuela o al trabajo. Él me escribió: "recuerda el caminito de Santa Teresita!!" Fue algo muy sencillo, incluso sin importancia pero me llamó la atención: "¡Recuerda!"- me dijo... y es que a mí me sucede como los discípulos de Emaús, he escuchado las cosas varias veces pero en el agitado día a día se me olvidan. Olvido las razones por las cuales hago las cosas, olvido lo que he aprendido, lo que he vivido y comienzo a desanimarme. Como todo ser humano necesito que me recuerden. Por eso verlos me permite recordar, ellos me recuerdan por que vale la pena hacer las cosas. Además ellos siempre están cuestionándome todo, animándome a llegar al fondo de las cosas.
También nos decía Carrón sobre el noviazgo y la amistad lo siguiente:
"¿Cuál es nuestro papel? No somos uno el cumplimiento del otro, sino que somos una compañía al
destino, y el destino de ambos es Cristo. Tu papel es despertar en el otro todo su deseo, el deseo del infinito, el deseo de Cristo, y el papel del otro es despertar el mismo deseo en ti.
Entonces tú quieres a esa persona porque es la que el Misterio te ha dado para despertar en ti, y viceversa, todo el
deseo y la nostalgia de Jesús. Y este papel es decisivo. Tú eres la que más le remite a otra cosa, la que más despierta en él el deseo de infinito, pero al mismo tiempo tú no lo puedes cumplir, y deberías llorar el día en que te des cuenta de que no lo puedes cumplir. Pero, al haberte encontrado con Jesús, sabes por qué os ha hecho encontraros: para que os remitáis el uno al otro, para que os ayudéis el uno al otro a caminar hacia el Único que cumple, Cristo. Este es nuestro papel: llegar a ser una compañía verdadera hacia el destino."
 
¡Qué grande es la amistad!
como decía Benedicto XVI "Queridos amigos, nunca olvidéis
que el primer acto de amor que podéis hacer hacia el prójimo es el de compartir
la fuente de nuestra esperanza: quien no da a Dios, da muy poco»

Bibliografía
Julián Carrón ¿Acaso alguien nos ha prometido algo? Entonces ¿por qué esperamos? ejercicios universitarios CL diciembre 2012 http://www.revistahuellas.org/?id=491
Benedicto XVI, Mensaje para la XXVIII Jornada Mundial de la Juventud 2013, Vaticano, 18octubre 2012, 5.

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